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Nicolás Maduro prometió que "Dios proveerá" después que el presidente de Venezuela regresó a Caracas al parecer con las manos vacías de una gira mundial en la que había buscado ayuda financiera para la devastada economía de su país.
Venezuela - miembro de la OPEP, cártel de los productores de petróleo - depende de las exportaciones de petróleo crudo, cuyo precio se ha reducido a la mitad desde el verano a menos de 50 dólares el barril este jueves.
En su rendimiento de cuentas a la nación por televisión, el Sr. Maduro dijo que el petróleo "no volverá a $100", y agregó: "Tenemos menos divisas . . . pero Dios proveerá".
Los tenedores de bonos, preocupados por la posibilidad del impago, no estaban del todo convencidos. Alarmados por el aparente fracaso del Sr. Maduro de ganar el apoyo de China o de los otros países de la OPEP como Arabia Saudita, inmediatamente bajaron la calificación de la deuda venezolana. En casi 29 por ciento, su bono de referencia para 2027 ahora rinde tres veces más que la deuda rusa equivalente.
"Las crecientes presiones sociales en Venezuela afectan su voluntad de pagar", dijo Siobhan Morden, estratega de América Latina del banco de inversión Jefferies.
Frente a mercados financieros escépticos y una economía nacional que según el Fondo Monetario Internacional se contraerá un 7 por ciento este año, el Sr. Maduro y su gobernante Partido Socialista están en aprietos.
Por un lado, necesitan reponer mercancías en los supermercados para preservar el precario apoyo político y evitar una repetición de los disturbios del año pasado, que dejaron más de 40 muertos. El petróleo representa el 96 por ciento de las exportaciones de Venezuela, y la capacidad de importación del país ha sido reducida a $29 mil millones esteaño - un tercio de lo que era dos años atrás.
Sin embargo, el Sr. Maduro también necesita mantener su acceso al mercado financiero para poder financiar la industria del petróleo. El crudo venezolano actualmente se vende en alrededor de $38 por barril, en comparación con $99 en junio. El problema es que parece cada vez más difícil mantener ambas facetas en marcha.
Este dilema es preocupante para los inversores globales, como BlackRock, el gestor de inversión estadounidense que tiene deuda venezolana. Es también una preocupación creciente para los venezolanos, para quienes la escasez y el incumplimiento son elementos básicos de la conversación diaria. "Prefiero que el gobierno pague por las importaciones de alimentos que la deuda externa", dijo Pedro Pinto, un trabajador de la construcción, haciendo cola fuera de un supermercado de Caracas con la esperanza de poder comprar café.
Vicente Monasterio, partidario del gobierno haciendo cola para comprar arroz en un supermercado estatal, ofrece un punto de vista contrario: "El gobierno tiene recursos, por lo que tiene que pagar sus deudas". Carlos Carcione de Marea Socialista, un grupo leal a la memoria del ex presidente Hugo Chávez pero crítico del gobierno del Sr. Maduro, expresa una tercera opción: "Hay una grave situación económica que necesita medidas de emergencia, como una moratoria de la deuda".
Los analistas creen que Venezuela, que tiene $21 mil millones en reservas extranjeras, probablemente no incumplirá un pago de bonos por un mil millones de euros en marzo. La crisis llegará a finales de año, cuando deben pagarse otros $9 mil millones y el país se esté preparando para las elecciones a mitad de término.
"Maduro se encuentra en una situación muy difícil, y hay muchas preguntas con respecto a su supervivencia", dijo Francisco Rodríguez, economista de Bank of America. "El impago es una medida desesperada con sólo una pequeña posibilidad de éxito".
No obstante, los inversores están revisando detalladamente los contratos de bonos para ver cuáles son los más susceptibles a la mora. Los bonos soberanos venezolanos tienen cláusulas de acción colectiva, que pudieran suavizar la reestructuración, a diferencia de la deuda de PDVSA, la empresa petrolera estatal. Otra cuestión es si, en caso de incumplimiento, los cargamentos de petróleo venezolano podrían ser embargados por los acreedores que buscan que se les pague.
"El impago generará una situación financiera insostenible que, al final, generará una situación política más complicada", dijo Alberto Bernal, analista de Bulltick Capital Markets.
Mientras tanto, el Sr. Maduro sigue con sus intentos por generar financiamiento. Según los informes, está preparando una emisión de bonos de Citgo - la división de refinerías en EEUU de PDVSA - por $2.5 mil millones.
En casa, culpa al "terrorismo económico" por los problemas, tales como el 70 por ciento de inflación, y se niega a recortar el gasto público. Aún así, el miércoles el Sr. Maduro anunció el cambio del sistema de tipos de cambio múltiples, y dio a entender que eliminaría los subsidios a la gasolina, los cuales cuestan $11 mil millones al año, liberando así fondos para importaciones y pagos de la deuda.
Aunque la gasolina venezolana es la más barata del mundo - al cambio del mercado negro, $1 compra 300 galones (1,135 litros) - ésta es una movida arriesgada. Los mortales disturbios del "Caracazo" en 1989, cuando cientos de personas murieron, estallaron después de que los precios del combustible se elevaran.
"Si quieren, crucifíquenme, mátenme", dijo el Sr. Maduro al anunciar la necesidad de un debate nacional sobre la crisis económica.
Pero la Sra. Morden de Jefferies dijo que las medidas "bien pueden ser el típico caso de demasiado poco, demasiado tarde".
Venezuela - miembro de la OPEP, cártel de los productores de petróleo - depende de las exportaciones de petróleo crudo, cuyo precio se ha reducido a la mitad desde el verano a menos de 50 dólares el barril este jueves.
En su rendimiento de cuentas a la nación por televisión, el Sr. Maduro dijo que el petróleo "no volverá a $100", y agregó: "Tenemos menos divisas . . . pero Dios proveerá".
Los tenedores de bonos, preocupados por la posibilidad del impago, no estaban del todo convencidos. Alarmados por el aparente fracaso del Sr. Maduro de ganar el apoyo de China o de los otros países de la OPEP como Arabia Saudita, inmediatamente bajaron la calificación de la deuda venezolana. En casi 29 por ciento, su bono de referencia para 2027 ahora rinde tres veces más que la deuda rusa equivalente.
"Las crecientes presiones sociales en Venezuela afectan su voluntad de pagar", dijo Siobhan Morden, estratega de América Latina del banco de inversión Jefferies.
Frente a mercados financieros escépticos y una economía nacional que según el Fondo Monetario Internacional se contraerá un 7 por ciento este año, el Sr. Maduro y su gobernante Partido Socialista están en aprietos.
Por un lado, necesitan reponer mercancías en los supermercados para preservar el precario apoyo político y evitar una repetición de los disturbios del año pasado, que dejaron más de 40 muertos. El petróleo representa el 96 por ciento de las exportaciones de Venezuela, y la capacidad de importación del país ha sido reducida a $29 mil millones esteaño - un tercio de lo que era dos años atrás.
Sin embargo, el Sr. Maduro también necesita mantener su acceso al mercado financiero para poder financiar la industria del petróleo. El crudo venezolano actualmente se vende en alrededor de $38 por barril, en comparación con $99 en junio. El problema es que parece cada vez más difícil mantener ambas facetas en marcha.
Este dilema es preocupante para los inversores globales, como BlackRock, el gestor de inversión estadounidense que tiene deuda venezolana. Es también una preocupación creciente para los venezolanos, para quienes la escasez y el incumplimiento son elementos básicos de la conversación diaria. "Prefiero que el gobierno pague por las importaciones de alimentos que la deuda externa", dijo Pedro Pinto, un trabajador de la construcción, haciendo cola fuera de un supermercado de Caracas con la esperanza de poder comprar café.
Vicente Monasterio, partidario del gobierno haciendo cola para comprar arroz en un supermercado estatal, ofrece un punto de vista contrario: "El gobierno tiene recursos, por lo que tiene que pagar sus deudas". Carlos Carcione de Marea Socialista, un grupo leal a la memoria del ex presidente Hugo Chávez pero crítico del gobierno del Sr. Maduro, expresa una tercera opción: "Hay una grave situación económica que necesita medidas de emergencia, como una moratoria de la deuda".
Los analistas creen que Venezuela, que tiene $21 mil millones en reservas extranjeras, probablemente no incumplirá un pago de bonos por un mil millones de euros en marzo. La crisis llegará a finales de año, cuando deben pagarse otros $9 mil millones y el país se esté preparando para las elecciones a mitad de término.
"Maduro se encuentra en una situación muy difícil, y hay muchas preguntas con respecto a su supervivencia", dijo Francisco Rodríguez, economista de Bank of America. "El impago es una medida desesperada con sólo una pequeña posibilidad de éxito".
No obstante, los inversores están revisando detalladamente los contratos de bonos para ver cuáles son los más susceptibles a la mora. Los bonos soberanos venezolanos tienen cláusulas de acción colectiva, que pudieran suavizar la reestructuración, a diferencia de la deuda de PDVSA, la empresa petrolera estatal. Otra cuestión es si, en caso de incumplimiento, los cargamentos de petróleo venezolano podrían ser embargados por los acreedores que buscan que se les pague.
"El impago generará una situación financiera insostenible que, al final, generará una situación política más complicada", dijo Alberto Bernal, analista de Bulltick Capital Markets.
Mientras tanto, el Sr. Maduro sigue con sus intentos por generar financiamiento. Según los informes, está preparando una emisión de bonos de Citgo - la división de refinerías en EEUU de PDVSA - por $2.5 mil millones.
En casa, culpa al "terrorismo económico" por los problemas, tales como el 70 por ciento de inflación, y se niega a recortar el gasto público. Aún así, el miércoles el Sr. Maduro anunció el cambio del sistema de tipos de cambio múltiples, y dio a entender que eliminaría los subsidios a la gasolina, los cuales cuestan $11 mil millones al año, liberando así fondos para importaciones y pagos de la deuda.
Aunque la gasolina venezolana es la más barata del mundo - al cambio del mercado negro, $1 compra 300 galones (1,135 litros) - ésta es una movida arriesgada. Los mortales disturbios del "Caracazo" en 1989, cuando cientos de personas murieron, estallaron después de que los precios del combustible se elevaran.
"Si quieren, crucifíquenme, mátenme", dijo el Sr. Maduro al anunciar la necesidad de un debate nacional sobre la crisis económica.
Pero la Sra. Morden de Jefferies dijo que las medidas "bien pueden ser el típico caso de demasiado poco, demasiado tarde".
via:diariolibre.com.do
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