Por: LUSBANIA SANTOS
lusbaniasantos@gmail.com
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SANTIAGO. En pleno siglo XXI donde la descomposición social apremia se hace difícil encontrar familias que aún conserven sus tradiciones y que inculquen a sus hijos valores y es que éstas parecen estar en peligro de extinción en esta sociedad.
Sin embargo, aún existen unas cuantas que aunque difíciles de encontrar se diferencian porque no han seguido la moda de romper los vínculos familiares para irse en busca de unos cuantos pesos a otro país alegando un supuesto bienestar, que en su mayoría culmina con el rompimiento de la familia y encamina a los hijos a buscar fuera el afecto que no reciben dentro.
Hace seis años que José Molina y Keila Suazo decidieron formar una familia en esta ciudad y desde ese tiempo, según cuentan, se dispusieron para entregar a la sociedad personas con valores que pudieran sumar y no restar, promover valores y no delincuencia en el país.
Y es que para ellos “la familia es el fundamento de la sociedad, y se debe tener como una prioridad, pues después de Dios uno tiene el deber y la responsabilidad de cuidar, amar y velar por su familia”, según lo manifestó José Molina, quien junto a Keila asumió el compromiso de bien criar a sus dos hijos Daniel y Ana de cinco y un año respectivamente.
Una tarea que no resulta fácil en estos días en que la sociedad se encuentra en detrimento y donde aquello que antes se veía como corrupción y delincuencia hoy parece ser una moda, “es ese llamarle a lo malo bueno” en las familias lo que ha provocado tanto libertinaje en la sociedad es la opinión de quienes se diferencian por ser una familia con fundamentos sólidos y estables.
Quienes además califican como irresponsabilidad y negligencia de los padres el delegar su rol en manos de terceros como la escuela, los abuelos, las iglesias, los tíos y peor aún en manos de la televisión”.
Y es que para ellos “la familia es el fundamento de la sociedad, y se debe tener como una prioridad, pues después de Dios uno tiene el deber y la responsabilidad de cuidar, amar y velar por su familia”, según lo manifestó José Molina, quien junto a Keila asumió el compromiso de bien criar a sus dos hijos Daniel y Ana de cinco y un año respectivamente.
Una tarea que no resulta fácil en estos días en que la sociedad se encuentra en detrimento y donde aquello que antes se veía como corrupción y delincuencia hoy parece ser una moda, “es ese llamarle a lo malo bueno” en las familias lo que ha provocado tanto libertinaje en la sociedad es la opinión de quienes se diferencian por ser una familia con fundamentos sólidos y estables.
Quienes además califican como irresponsabilidad y negligencia de los padres el delegar su rol en manos de terceros como la escuela, los abuelos, las iglesias, los tíos y peor aún en manos de la televisión”.
Y como lo contó Keila “hoy día hay mucha demanda de tener hijos, pero no se piensa en familias estables y sólidas, se quiere procrear pero no asumir la responsabilidad que conlleva tener una familia, se está comprando el amor de los hijos con las diferentes ofertas que nos ofrecen pero no se está inculcando o trabajando y dando amor como se debe de hacer y esto lleva a que no se formen familias sólidas con estabilidad física y emocional”, apuntó.
En este sentido indicó que como familia conservamos nuestras tradiciones, ese comer juntos en la mesa, y no sólo comer sino compartir, tener esa koinonía que fortalece los lazos familiares, le enseñamos a nuestros hijos a amar a Dios, planificamos salidas familiares, “y eso ha ayudado a crear una estabilidad física y emocional en nosotros”.
Dijo además que si las familias desean ser diferentes deben empezar por implementar acciones que vayan en pos de alcanzar esa mejoría.
De su lado José exhortó a los padres a ser ejemplos de integridad y rectitud a sus hijos, sin caer en ser extremistas puesto que “debemos tener presente que también fuimos niños y desde esa realidad podemos entender a quienes ahora se encuentran en el lugar en el que nosotros estuvimos”.
De su lado José exhortó a los padres a ser ejemplos de integridad y rectitud a sus hijos, sin caer en ser extremistas puesto que “debemos tener presente que también fuimos niños y desde esa realidad podemos entender a quienes ahora se encuentran en el lugar en el que nosotros estuvimos”.
Exhortaron a las familias a poner a Dios en primer lugar y a trabajar con sus hijos los valores, ayudarlos a confiar en si mismos y a amar a los demás y trabajar como una familia y en unidad los problemas y situaciones familiares.
Indicaron que si las familias cumplen con su rol de bien educar a sus hijos, en el temor de Dios y con amor, entonces se entregarán a la sociedad personas que sumen en lugar de restar y que promuevan valores en lugar de delincuencia.
Indicaron que si las familias cumplen con su rol de bien educar a sus hijos, en el temor de Dios y con amor, entonces se entregarán a la sociedad personas que sumen en lugar de restar y que promuevan valores en lugar de delincuencia.
UN APUNTE
Formación
Según la psicóloga clínica Hayddé Domínguez la infancia es una etapa trascendental en la vida de un ser humano, donde se ponen los cimientos para una adultez funcional. Para que sea así debe existir un adecuado balance en la formación emocional, los valores, la educación formal escolar, la recreación, la socialización y la aceptación y afecto incondicional de los que rodean a esos niños.
Según la psicóloga clínica Hayddé Domínguez la infancia es una etapa trascendental en la vida de un ser humano, donde se ponen los cimientos para una adultez funcional. Para que sea así debe existir un adecuado balance en la formación emocional, los valores, la educación formal escolar, la recreación, la socialización y la aceptación y afecto incondicional de los que rodean a esos niños.
EL DATO
Parejas
José Molina y Keila Suazo de Molina son una de esas parejas jóvenes que con tan sólo seis años de casados han sabido marcar una diferencia en la formación y educación de sus hijos Daniel, de cinco años ,y Ana de un año, y que testifican que es posible formar familias con bases sólidas, siempre que Dios sea el centro.
José Molina y Keila Suazo de Molina son una de esas parejas jóvenes que con tan sólo seis años de casados han sabido marcar una diferencia en la formación y educación de sus hijos Daniel, de cinco años ,y Ana de un año, y que testifican que es posible formar familias con bases sólidas, siempre que Dios sea el centro.
via:www.elnacional.com.do
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