Que coman blinis. Los moscovitas ricos tendrán que olvidarse de platos favoritos como el filete australiano y el sushi con salmón noruego, y tendrán que pagar más por los sustitutos, debido a la veda de importaciones que dispuso el presidente Vladimir Putin.
Putin decretó la suspensión, que entró la pasada semana, de las importaciones de carne, pescado, verduras, queso y productos lácteos de los Estados Unidos, la Unión Europea, Noruega, Canadá y Australia e instó a su reemplazo por productos locales. La prohibición se aplica a los países que impusieron sanciones contra Rusia por su anexión de Crimea.
“Es una situación en extremo difícil para el mercado de restaurantes, dado que alrededor del 50 por ciento de los ingredientes son importados”, dijo Elena Mazur, portavoz de OAO Rosinter Restauants Holding. “La prohibición hará subir los precios hasta que se encuentren otros proveedores”.
Rusia importó el año pasado US$43.000 millones de productos alimenticios y agrícolas, según estadísticas del gobierno. Los productos de la lista prohibida constituyeron aproximadamente US$25.000 millones de ese total, según Capital Economics Ltd. Algunos productos difíciles de reemplazar, como el jamón español, el queso Grana Padano de Italia y los tomates secos podrían desaparecer de los menús u ofrecerse sólo de forma muy limitada, según Rosinter, la única operadora de restaurantes que cotiza en bolsa de Rusia, que cuenta con 370 restaurantes.
Los aumentos de precios podrían llevar a una mayor declinación de los clientes de restaurantes, que tendrán que recurrir a un “máximo de creatividad” para adaptarse, dijo Mazur. Los consumidores comerán más alimentos locales, como los blinis, un tradicional panqueque.
Peor carne. Ahora nos veremos obligados a comprar carne de peor calidad a precios más altos”, dijo Zalina Abdusalamova, máxima responsable ejecutiva de Kings Meat Co., que tiene sede en Moscú y es proveedora de carne de los hoteles Marriott, Radisson y Novotel. El costo de la carne ya ha aumentado 50 por ciento este año, dijo. “Rusia no produce carne de cerdo de buena calidad. Bielorrusia ya nos está alimentando, pero es un país pequeño y no cuenta con suficiente salchicha para toda Rusia”.
La operadora rusa de la franquicia de la cadena de pizza Papa John, que tiene 74 locales, podría congelar los planes de expansión conforme la prohibición de importar eleve los costos, dijo por teléfono Chris Wynne, el máximo responsable. Agregó que la compañía tiene otras opciones, como optar por mozzarella argentina, que es un 15 por ciento más cara.
La operadora de restaurantes también buscará proveedores locales que puedan reemplazar la salchicha de la Unión Europea, dijo Wynne. Muchas compañías cárneas de Rusia dependen de las importaciones de la UE porque el sector ganadero local no está muy desarrollado, dijo.
“El objetivo de Putin con estas medidas es presionar el dólar y tratar de estimular la producción local, pero mientras tanto afectarán a la gente común y no hay seguridad de que funcionarán”, agregó.
A juzgar por la historia de la era soviética de Rusia, en momentos en que escasean productos proliferan los mercados negros, y la elite con dinero siempre los consiguió y pudo comer y beber bien.
via:hoy.com.do
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